Había una vez una gotita muy aventurera, llamada Lula, a la que le gustaba mucho pasar las horas flotando en el Océano Atlántico. Un día, mientras miraba al cielo, pensó, que a ella también le gustaría subir allí arriba. Entonces Lula, se acordó de que tenía un amigo muy simpático llamado "Sol" y que si le pedía un poquito de calor para poder subir al cielo, él no se iba a negar.
Dicho y hecho, Lula llamo a su amigo el Sol y le dijo: Sol, Solito, calientame un poquito, que quiero subir allí arriba como mis otras amigas gotitas. Lula llegó al cielo y se reencontró con todas sus amigas gotitas, pero cuando más agusto estaban, "algo" empezó a moverlas y desplazarlas, era un aire muy gruñón llamado "Viento".
Lula y sus amigas no querían irse, pero Viento enfadado soplo y soplo, hasta dejarlas encima de una isla muy verde y llena de preciosas playas. Era la isla de Gran Canaria. Lula y las demás gotitas sorprendidas por la gran belleza de la isla, decidieron bajar. Unas gotas se fueron a los barrancos y manantiales, otras a los pozos, y muchas otras a estanques y presas. Lula, como le encantaba la aventura, quizo correr barranco a bajo, hasta llegar a la playa y allí, se dió cuenta de que había vuelto a su lugar de partida, el Océano Atlántico.
Allí en el mar, que era su casa le contó todo lo que le había ocurrido a sus amigos: el pulpo, la tortuga y el calamar.
Le había gustado tanto su viaje, que seguro que otro día volvería a pedir a su amigo el Sol un poquitito de calor.
Ya saben niños, la próxima vez que llueva, piensen que entre todas esas gotitas, puede estar nuestra amiga Lula, la gotita aventurera.